sábado, 11 de septiembre de 2010

BUENOS Y ¿NUEVOS? PROPÓSITOS

Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que me tomé un té con vosotros. Todo un verano... ¿Aprovechado? Sí, por muchas cosas. También porque pude escribir seguido y una novela apenas iniciada avanzó mucho. Ojalá que sea para bien.
Pero ha llegado septiembre. Para mí siempre ha sido el mes de la nostalgia por el final del verano, y de la alegría por el curso nuevo; partido en dos por mi cumpleaños, que me hace más vieja ¿y más sabia? Pues, francamente, eso quisiera yo... Por descontado es también el mes de los buenos propósitos, pero con los años esos buenos propósitos empiezan a ser poco originales la verdad. Tomarse la gimnasia más en serio, comer menos, cuidar más a la gente querida, aprovechar todo lo que pueda la oferta cultural de Madrid y escribir siempre que el trabajo lo permita. Nada nuevo bajo el sol, vaya. Pero hoy acabo de leer la excelente entrevista que Carmen Fernández Etreros le hace a Joel Franz Rosell en la revista Culturamas -excelente tanto por las preguntas como por las respuestas, porque sólo así son jugosas las entrevistas- y de pronto ha aparecido ante mí mi bueno y nuevo propósito para este año. Joel dice tantas cosas y tan interesantes que lo mejor sería transcribir la entrevista por entero, cosa que no puedo hacer. Pero entre otras maravillas viene a decir que todos aportamos a nuestros libros el bagaje de nuestra vida y de nuestros viajes. Ni siquiera sabemos en qué página o en qué libro están, pero al final siempre salen esas experiencias, más o menos transformadas, pero allí, presentes. Escribir un libro debe ser vaciarse y recomponerse; una terapia para uno mismo, también. Sin embargo, eso que a Joel le parece tan evidente y que yo comparto, no creo que hoy en día mueva a todos los autores. Leo libros que me resultan absolutamente prescindibles, libros que parecen estar hechos con regla y cartabón, pero que no tienen alma; novelas en las que los protagonistas pasan por la vida sin que ésta les marque y, cuando terminan la aventura, son exactamente iguales a como eran cuando la empezaron. No quiero escribir eso, pero sobre todo no quiero leerlo ni editarlo. Ese es mi firme propósito y ¿nuevo? para este año. ¿Serán libros poco rentables, como dice Joel en su entrevista? Tal vez sí..., aunque confío -todavía confío- en que no. Lo que sí sé es que serán hermosos, porque me harán pensar y, sobre todo, sentir.