lunes, 23 de abril de 2012

PARA UN AMBIENTE DE LECTURA EN LA ESCUELA

Aquí va el manifiesto que, con motivo del Día Internacional del Libro Infantil, ha elaborado un grupo de especialistas, y al que estoy encantada de haberme suscrito:

23 de abril de 2012.
1º Educar una actitud favorableLa disposición personal que vincula íntima y favorablemente a la comunicación mediada por textos se configura al hilo de experiencias significativas nutridas de emoción, metáforas e imágenes.
2º Disfrutar la comunicaciónLos textos se pueden compartir desde edad muy temprana y disfrutar junto a otras personas en situaciones agradables y placenteras que crean climas propicios para el juego, la expresión y el diálogo.
3º Generar una motivación personalLa actitud personal favorable se convierte en motivación autónoma conforme va siendo interiorizada por quien siente la comunicación mediada por textos como una fuente de placer estético e intelectivo, un camino para la indagación y el descubrimiento, una vía de conexión con el mundo y de proyección imaginaria en él.
4º Reconocer la diversidadCada persona orienta su motivación de acuerdo a preferencias e intereses diversos como diversas y plurales son la vida, las expectativas individuales, las relaciones. Por ello los lectores deben poder elegir sus lecturas entre una amplia variedad de registros culturales y de tipologías textuales.
5º Favorecer la libertad de lecturaSer lector es crecer en libertad. La educación de la lectura en libertad ha de ser capaz de amparar la diferencia, los valores divergentes, la crítica de las apariencias o la incorrección transgresora que cada lector reelabora en su mundo imaginario.
6º Apreciar la calidad literariaEn todas las tipologías textuales existen textos de calidad literaria, no estereotipados y accesibles para lectores de distinta edad, cuya recepción alimenta los procesos de educación literaria que traen consigo aprecio de la belleza, discernimiento entre hondura y banalidad, diálogo con uno mismo, reconocimiento de la alteridad.
7º Ejercer la mediación entre los lectores y los textosEl adulto que ejerce el papel de mediador entre los textos y sus receptores activa la educación literaria y acompaña el desenvolvimiento de aficiones a la lectura reconociendo la diversidad, favoreciendo la libertad de lectura, apreciando la calidad literaria. Estimula temprana y continuadamente la disposición a la emisión/recepción de textos, narra y lee en voz alta, comparte experiencias de lectura, recibe recomendaciones de los otros lectores, selecciona y recomienda lecturas que ha disfrutado y que valora como accesibles e interpretables para los lectores y las lectoras con quienes dialoga.
8º Desarrollar la competencia comunicativaLa interacción satisfactoria con los otros en un entorno textual, escuchar y decir textos, escribir textos para ser leídos por un interlocutor y leer en voz alta, dialogar sobre los textos, favorece el desarrollo de la competencia para la comunicación lingüística y el crecimiento personal.
9º Vincular placer lector y comprensiónPlacer lector y comprensión lectora van de la mano; esta es la conclusión del Informe PISA 2009 acerca de la asociación entre el rendimiento en comprensión lectora, la motivación personal hacia la lectura y el placer de leer:
“En todos los países, los alumnos que disfrutaban más con la lectura tuvieron un rendimiento significativamente más alto que aquellos que dijeron que no les gustaba leer… Los alumnos que no leen por diversión son los que, generalmente, no disfrutan leyendo. El disfrute por la lectura es, de acuerdo con PISA 2009, una condición previa de la motivación hacia la lectura… Leer por placer y rendimiento son factores positivamente asociados. El bajo rendimiento en comprensión lectora en los alumnos que dicen no leer por diversión parece aconsejar la difusión de medidas de fomento de la lectura, pero animar a los alumnos a leer más horas no significa necesariamente que mejoren su comprensión lectora. Existe un umbral que indica que la diferencia estriba en que lean diariamente por diversión, no en la cantidad “bruta” de tiempo que pasan leyendo.” Ministerio de Educación, 2010: http://www.educacion.gob.es/horizontales/prensa/notas/2010/12/informe-pisa.html
10º Distinguir entre reproducción y producciónEl diálogo sobre los distintos significados extraídos por los lectores tras sus lecturas, la interpretación compartida, permite profundizar en el sentido de los textos yendo más allá de las pautas que miden la mera capacidad para reproducir significantes pero no desenvuelven la competencia para producir nuevos significados.
11º Alentar la afición y la dedicaciónLa motivación autónoma y el desarrollo de la competencia comunicativa alientan la búsqueda de nuevos retos textuales cada vez más complejos, que requieren afición, dedicación y esfuerzo, y se ven recompensados con nuevos hallazgos de placer lector.
12º Caracterizar la Biblioteca como lugar para el placer lectorLa Biblioteca escolar es el lugar privilegiado de la Comunidad Educativa para las interacciones en torno a los textos, recurso para el trabajo del profesorado que desea compartir el placer de leer, espacio para el encuentro con las familias, entorno idóneo para desarrollar el gusto por la lectura y para articular estrategias de educación lectora y literaria coherentes.

*Este manifiesto ha sido elaborado por: Luis Arizaleta (educador literario, Zabalza, Navarra), Seve Calleja (escritor, Bilbao), José García Guerrero (asesor de bibliotecas escolares, Málaga), Miguel Ángel Mendo (escritor, Madrid), Emilio Roca (profesor de Educación Secundaria, Ponteceso, A Coruña), y Jordi Rodríguez Artés (maestro de Educación Primaria, Barcelona).

Y han suscrito su contenido: Ramón Acín (profesor de Educación Secundaria, Zaragoza); Asun Agiriano (bibliotecaria, Arrasate, Guipúzcoa); Carmen Aldama (experta en Kamishibai, Pamplona); Daniel Aldaya (escritor, Pamplona); Rosa Aneiros (escritora, Santiago de Compostela); Fátima Anllo (directora del Máster de Gestión Cultural, Universidad Complutense de Madrid); Juan Domingo Argüelles (escritor, México DF); Villar Arellano (bibliotecaria, Pamplona); Javier Armentia (director del Planetario de Pamplona); Alfredo Asiain (profesor de Didáctica, Universidad Pública de Navarra, Pamplona); Lucía Baquedano (escritora, Pamplona); Jesús Ballaz (escritor, Molins de Rei, Barcelona); Pablo Barrena (crítico literario, Madrid); Ana Bernal (profesora de Educación Secundaria, Pamplona); Pep Bruno (narrador oral, Guadalajara); Jordi Carbonell (agente literario, Barcelona); Álvaro Caso (maestro de Educación Primaria, Madrid); Ana Castillo (maestra de Educación Primaria, Madrid); Fernando Chivite (escritor, Pamplona); José R. Cortés (profesor de Educación Secundaria, Torre del Mar, Málaga); Fina Casalderrey (escritora, Pontevedra); Jackeline de Barros (experta en literatura infantil y juvenil, Málaga); Carlos Díaz Domínguez (escritor, Madrid); Reina Duarte (editora, Barcelona); Marivi Elena (asesora didáctica, Calamocha, Teruel); Aingeru Epaltza (escritor, Pamplona-Iruña); Merche Echeverria (directora del Centro de Apoyo al Profesorado de Tafalla, Navarra); Idoia Etxeberria (asesora didáctica de Educación de Infantil, Lekaroz, Navarra); Anunciada Fernández de Córdova (escritora, Embajadora de España en Eslovenia); Pili Fraile (maestra de Educación Primaria, Mendavia, Navarra); Luis Garbayo (periodista, Pamplona); Pedro García (profesor de Historia, Universidad Autónoma de Madrid); Usoa García (asesora didáctica de Educación Infantil, Tafalla, Navarra); Ignacio Gómara (maestro de Educación Primaria, Pamplona); Jesús Mari Fernández (mediador de la lectura, Bilbao); Juanma García (bibliotecario, Peralta, Navarra); Sebastián Gertrudix (maestro de Educación Primaria, Lleida); Marisa Gil (profesora de Educación Primaria, Autol, La Rioja); Alicia González Sterling (agente literario, Madrid); Irati Goikoetxea (profesora de Educación Secundaria, Zizur Mayor, Navarra); Daniel Goldin (editor, México DF); José Antonio Gómez Hernández (profesor de Biblioteconomía, Universidad de Murcia); Ricardo Gómez (escritor, Madrid); Antonio A. Gómez Yebra (catedrático de Literatura, Universidad de Málaga); Manolo Goñi (director de la Casa de la Juventud, Pamplona); Mónica Gutiérrez Serna (ilustradora, Madrid); Piedad Hernández (bibliotecaria, Cullar, Granada); Alfredo Hoyuelos (profesor de Pedagogía, Universidad Pública de Navarra, Pamplona); Juan Kruz Igerabide (escritor, Aduna, Guipúzcoa); Luis Iza (inspector de Educación, Pamplona); Ángeles Jiménez (escritora, Granada); Fernando Jiménez Guerra (técnico del Centro Andaluz de las Letras, Málaga); Elena Jiménez Pérez (presidenta de la Asociación Española de Comprensión Lectora, Málaga); Guadalupe Jover (profesora de Educación Secundaria, Madrid); Ignacio Latasa (editor digital, Pamplona); Vicky Lizarraga (librera, Pamplona); Maria Jesús López (asesora didáctica de Educación Primaria, Tafalla, Navarra); Concha López Narváez (escritora, Madrid); Francisco Luna (director del Instituto Vasco de Evaluación e Investigación Educativa, Bilbao); Asun Maestro Pegenaute (bibliotecaria, Pamplona); Pepe Maestro (escritor, Cádiz); Fina Marín (periodista, Granada); Nati Marcotegui (maestra de Educación Primaria, Pamplona); Gustavo Martín Garzo (escritor, Valladolid); José Martín de Vayas (director del Centro Andaluz de las Letras, Málaga); Ana María Martínez (coordinadora de la web LitOral, Algeciras); Gonzalo Moure (escritor, Asturias); Juan Antonio Napal (profesor de Educación Secundaria, Mendavia, Navarra); Elvira Navarro (escritora, Huelva); José Manuel Navarro Llena (coordinador de actividades Centro Cultural Caja Granada, Granada); Cristina Novoa (asesora de bibliotecas escolares, Santiago de Compostela); Pilar Pamplona (maestra de Educación Primaria, Pamplona); Julián Pascual (profesor de la Universidad de Oviedo); Alejandro Pedregosa (escritor, Granada); Paloma Pedrero (dramaturga, Madrid); Carlos Peiró (psicólogo psicoterapeuta, Madrid); Juan Ignacio Pérez (narrador de cuentos, Algeciras); Enrique Pérez Díaz (editor, La Habana); José Luis Polanco (revista Peonza, Santander); José Antonio Portillo (escritor, Benicàssim, Castellón); Manuel Ángel Puentes (maestro de Educación Infantil, Granada); Carmen Puerta (escritora, Barbarin, Navarra); Lolo Rico (escritora, San Sebastián); Koldo Rodriguez (asesor didáctico de nuevas tecnologías, Tafalla, Navarra); Antonio Rodríguez Almodóvar (escritor, Sevilla); Mª Helena Rosales (Jefa del Departamento de Servicios Bibliotecarios Provinciales, Granada); Gustavo Rosemffet, Gusti (ilustrador, Barcelona); Carmelo Salmerón (escritor, Madrid); Nanna Sánchez (narradora oral, Zabalza, Navarra); Paloma Sánchez Ibarzábal (escritora, Madrid); José Manuel Santana (Jefe de Sección de Lengua Española, Departamento de Educación Gobierno de Navarra, Pamplona); Ignacio Sanz (escritor, Segovia); Koldo Sebastián (responsable de didáctica del Centro de Arte Contemporáneo de Huarte, Navarra); Rosario Sucunza (orientadora escolar, Lodosa, Navarra); Jaime Tanco (director técnico del organismo autónomo de Escuelas Infantiles de Pamplona); Marinella Terzi (escritora, Madrid); Francesco Tonucci (investigador, Consiglio Nazionale delle Ricerche, Roma); Miguel Ustariz (director del Centro de Apoyo al Profesorado de Lekaroz, Navarra); Gonzalo Vázquez (escritor, Madrid); Josep Vives i Gràcia (bibliotecario, Vilanova i la Geltrú, Barcelona); Tomás Yerro (profesor de Educación Secundaria, Pamplona); Manueal Vida (maestra derEducación Infantil, Barcelona) e Iñaki Zubeldia (escritor, Ikaztegieta, Guipúzcoa).

sábado, 7 de abril de 2012

Largo recorrido | El Tiramilla

Los escritores tenemos que ser personas pacientes. No nos queda otra. Cuando empezamos un libro, no sabemos siquiera si lo acabaremos, si nos gustará, si lo enviaremos a una editorial, si les gustará, si lo publicarán y, de ser así, ¿cuándo? Miles de incógnitas antes de comenzar una nueva aventura. De todo esto trata mi nuevo artículo publicado en El Tiramilla: La carpeta de cartulina naranja, sobre la que pone en bolígrafo negro “Falsa naturaleza muerta”, está todavía en la bandeja de mi escritorio. Dentro, papeles con notas escritas a mano y muchos recortes de periódicos y revistas, el más antiguo de 2003. También, folletos de exposiciones y salas de subastas. Las primeras veinte páginas de la novela nacieron después, en 2005 creo. Luego, un largo paréntesis, hasta que en julio de 2010 retomé el proyecto. Escribí convulsivamente durante todo el verano. En un archivo del ordenador tengo todavía el documento donde guardo varios artículos sobre la Guerra Civil y, claro, en la librería del despacho continúan los libros de pintura que tantas veces consulté. Sin embargo, soy incapaz de recordar cuándo nació la primera idea, y por qué… y dónde estaba yo en aquel momento. ¿Cómo nace un libro? En muchos de los encuentros en colegios a los que asisto hay una pregunta recurrente: “¿Cuánto tardaste en escribir esta novela?” A esa suelo saber contestar, recuerdo los dos años de alguna y los ocho meses de otra. Sé que “Falsa naturaleza muerta” me llevó cuatro meses, muy poco tiempo para lo que soy yo. Sin contar la primera corrección, ni la segunda, ni la tercera a que después la he sometido. Pero la primera semilla nace siempre mucho antes y de esa casi nadie se acuerda. En este caso y, si me atengo al contenido de la carpeta naranja, fue por lo menos en el 2003. Han pasado nueve años. Vivía en otra casa, mi madre no había muerto, tenía un trabajo que creía estable… Tantas cosas diferentes, tantas cosas nuevas. Y el libro, pese a todo, gracias a todo, iba construyéndose paso a paso. Tras corregirlo, y corregirlo, y corregirlo una vez más, mandé la novela a un premio que no ganó. Y luego pasó un año largo hasta que recibí un sí alentador y luminoso de la editorial. Hasta ese momento, inseguridades, dudas, deseos, esperas, esperas, ilusión y decepción, todo a un tiempo. Y ahora estoy en ese punto en el que, después de nueve años de perseverancia, de paciencia, de alegría y de renuncia, ando a un paso de tener el libro entre mis manos, ese libro que observaré con extrañeza, al que no sé si reconoceré del todo, un libro que volveré a leer para emocionarme a veces, y enfadarme en otros casos, y que luego colocaré en mi estantería blanca, junto a sus hermanos. Una novedad que para mí ya es una vieja conocida porque convivo con ella desde hace nueve años. Un libro que, desde el instante que lo tenga, dejará de ser mío para ser de sus lectores. Y ojalá sean muchos. Y ojalá lo disfruten. Yo estoy ya metida de lleno en otro proyecto… Viene de atrás, y todavía anda en pañales. Veremos si logra abrirse camino, primero en mi mesa de trabajo, luego en la del editor, y al fin en las de los demás. ¿Cuántos años pasarán esta vez?